sábado, 10 de septiembre de 2011

Si de mi boca brotan sapos, culebras y sanguijuelas, cuando tú sólo pretendes decir lo mucho que me quieres, sin siquiera saber lo que significa esa desazón que te sube por la garganta. Si mi vientre de loba grita pidiendo sangre y enrojezco de pura rabia, no te vayas, no me temas, tan sólo atácame por la espalda, a traición, como un animal de presa, y clávame los dientes en el cuello, inmovilizándome.

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